Publicado: 29 de Agosto de 2017

Si queremos que nuestra sonrisa luzca siempre perfecta, el cepillado no es suficiente. Unos correctos hábitos de higiene dental, a la larga, nos evitarán caer en cualquier tipo de afección bucodental, además de mantener nuestra salud en general, puesto que la salud bucal está muy unida a esta.

Si empezamos con el cepillado, que es de lo que en general no solemos olvidarnos, hay que tener en cuenta que al menos debe realizarse tres veces al día, o si queremos que sea más efectivo aún, después de cada comida. Este debe hacerse durante al menos dos minutos, ejerciendo una presión moderada, con movimiento circulares que abarquen dientes y encías. Se recomienda en uso de los cepillos eléctricos frente a tradicionales, ya que eliminan la placa bacteriana de forma más efectiva.

La seda dental es otro de los elementos que no deben faltar en nuestra limpieza dental diaria, al menos una vez al día antes de dormir. La seda debe usarse para eliminar restos alimenticios de entre los dientes que están más unidos y donde la acción del cepillo no es efectiva.

Por último, el enjuague bucal es otro de nuestros aliados. Es importante elegir uno que aporte lo que busca cada paciente, en función de sus necesidades, para fortalecer ciertas zonas o no dañar otras. Por ejemplo, pueden elegirse enriquecidos con flúor para evitar las caries, sin alcohol para no dañar la mucosa dental o con sabores mentolados para conseguir un aliento más fresco.

Otros elementos que también podemos incluir en nuestra higiene dental son los cepillos interproximales, que se usarían en el caso de contar con piezas dentales bastante separadas entre sí, en la que el uso de la seda dental no sea efectivo, o los irrigadores, que es una manguera de agua a presión que sustituye a la seda dental y cepillos interproximales, al poder pasarlo lentamente por toda la boca, ayudando a eliminar todos los restos que no hemos podido arrastrar durante el cepillado.

Y como siempre, y que nunca hay que olvidar, hay que realizar una visita a nuestro dentista de confianza al menos una vez al año, para una revisión general del estado de nuestra boca, siendo también importante la visita al mismo en caso de dudas con respecto a nuestros hábitos de higiene dental.