/photos/029/029052956/32df1330b4dd4cda9391dab7ea1e0508.jpg "La prevención, la mejor de las armas para una buena salud bucodental.")
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Publicado: 28 de Marzo de 2017
La prevención en odontología, al igual que en otros aspectos relacionados con nuestra salud, en muchas ocasiones es menospreciada o no tenido en cuenta. En la mayoría de los casos, las personas acudimos al dentista solo cuando surge algún problema del que ya se evidencian síntomas.
Para evitar que esto ocurra hay que ser conscientes de que un diagnóstico precoz siempre facilitará la curación de cualquier patología, o hará que su avance sea mucho menos agresivo.
Hay que señalar que la situación ideal realmente debería ser en la que nos preocupemos por nuestra salud bucodental de manera constante, y no cuando aparezca un problema.
En este punto del que hablamos nos encontraríamos en una fase de prevención primaria. Para ello debemos acudir regularmente a nuestro dentista de confianza. De esta forma la prevención, a través de revisiones periódicas, reducirá la posibilidad de aparición de una afectación o enfermedad.
Pero en muchos casos, esta prevención primaria no ha existido o no ha sido suficiente, por lo que entraríamos en la fase secundaria, es decir, una vez que la afección se ha hecho presente. En este punto, el odontólogo debe llevar a cabo un tratamiento precoz, con el objetivo de la curación o de evitar la aparición de secuelas.
Este punto es el más habitual en el que nos encontramos al acudir al dentista. Por ello, el mantener una relación de confianza con nuestro especialista nos permitirá que este nos asesore, recomiende e informe sobre el tratamiento necesario, sin sorpresas en cuanto a letras pequeñas en el presupuesto.
En el caso de que nuestra visita al dentista se haya realizado demasiado tarde y la enfermedad ya este establecida, entraremos en la fase terciaria, en la que nuestro dentista deberá realizar el tratamiento oportuno para limitar la lesión y evitar un mal mayor derivado de la misma.
